miércoles, 29 de diciembre de 2010

SOPAS DE AJO

Siempre que voy al pueblo me regala mi padre un buen pan de hogaza del panadero de Arija, quizás por ello y por el frío que nos acompaña en las últimas jornadas, es por lo que me viene a la memoria este típico plato de invierno, las sopas de ajo. Creo que son conocidas en todo el país, por eso ninguna región se puede apropiar de este plato, en todo caso su patria me parece que será la necesidad y la escasez de otros tiempos. Ponemos agua a calentar en la cazuela con un poco de sal, añadinos un par de dientes de ajo y lo dejamos hasta que estos ablanden. Mientras, vamos cortando el pan en finas lonchas que añadiremos a la cazuela con el agua hirviendo. Por supuesto el pan es el que se ha quedado viejo, igual que el que se utiliza para el relleno.
En la sartén ponemos aceite de oliva y picamos otros dos dientes de ajo sin el tallito del centro, por eso del aliento, dejamos que se doren y añadimos una cucharadita de pimentón, en este caso agridulce, enseguida lo vertemos en la cazuela, removemos y dejamos que siga hirviendo a fuego lento un buen rato. El único lujo del plato es este exquisito pimentón de La Vera, comprado para la ocasión, cuidado de no quemarlo con el aceite de los ajos.

Y ya tenemos este reconfortante y humilde plato de invierno listo para ser comido, servir muy caliente, y el que lo desee puede añadir un huevo para que se escalfe y luego romperlo y mezclarlo con la sopa.
La otra forma de comerlas que yo conocí era esta misma sopa pero espesa, casi seca, y acaso con unos torreznos por encima. Se comía esta sopa seca en cazuela de barro todos a la vez de la misma cazuela, operación esta que nos hacía ilusión a los pequeños, oyendo a la abuela contar que era así como antes se comían casi todos los alimentos.
Por cierto, la que acabo de elaborar no ha tenido éxito con los pequeños, creo que a mí tampoco me gustaron las primeras que me hicieron comer. Pero a todo se aprende.

lunes, 27 de diciembre de 2010

SIGUE NEVANDO

Eso es lo malo de la blanca nieve, que no obedece a las voluntades de los que la sufren, un poco está bien, pero enseguida empieza a entorpecer casi todas las actividades cotidianas, y no me refiero a los aeropuertos. Las yeguas y potros se encontraban tranquilamente pastando en la extensa Vilga sin necesidad de recurrir a su encierro y manutención, como sigue nevando no queda más remedio que recogerlos y alimentarlos en casa.
Por lo menos el progreso nos ha traído una rápida atención en la limpieza de carreteras y eso ya es una gran ventaja, lo más temido es el aislamiento en caso de urgencia sanitaria.

El invierno se hace muy largo en las zonas rurales, muchas de las casas están habitadas por una sola persona y en otras dos, o tres como máximo. La imagen de la abuela y su nieto junto a la chimenea es excepcional, de hecho esto sucede porque es fin de semana. La soledad es la peor de las enfermedades de las gentes de los pueblos, sobre todo porque para otras dolencias ya hay pastilla pero ¿qué hacemos para mitigar esta?.


Siempre nos queda el consuelo de darnos una vuelta por la hornera y comprobar como va la curación de la matanza y echarle mano a una morcilla o un chorizo para mejorar el cocido y aportar las calorias suficientes para contrarrestar la nevada.

Insisto el invierno se hace muy largo si la nieve nos visita con demasiada frecuencia.





domingo, 26 de diciembre de 2010

PASEO DE NAVIDAD

Un año más aprovecho el día de Navidad para darme un estupendo paseo por los alrededores del pueblo. Hoy me apetece subir hasta Montejo de Bricia y comprobar que, en efecto, en Montejo siempre nieva más que en Higón. Otra opción hubiera sido quedarme en casa oyendo el Concierto de Navidad, nada que objetar a la música pero el silencio del monte nevado también es un placer para el oído. Hacía muchos años que en esta señalada fecha no nos acompañaba una estupenda nevada como la que tenemos, gracias a las máquinas quitanieves todos hemos podido acercarnos a nuestra casa(el posesivo siempre referido a lugar de nacimiento) para la cena y ha amanecido un precioso día de sol . En Montejo me entretengo un rato con Venancio que está espalando para acceder a la iglesia, creo entenderle que le ha llamado el cura avisando de que no está por la labor de venir. Tampoco vendrá a Higón entonces. El último día que fuí éramos unos veinte contando a las figuras del Nacimiento, reyes y pajes incluídos.

Desde la iglesia aparece la dehesa con aspecto casi mágico, toda la nieve está pegada de las peladas ramas de las hayas haciéndolas corvar hasta tocar algunas el suelo. No traía camino prefijado pero viendo cómo está el monte para él me encamino.


Entré por el camino de la iglesia y salí por el de la carretera de Ruanales, tuve la gran suerte de encontrarme con Jesús, máximo conocedor del terreno que pisamos, y aunque ya traía una buena soba no le importó andar un poco más y enseñarme dónde está la dichosa fuente la churra.

Pues aquí la tenemos, cuarenta años hacía que estuve allí en la excursión escolar que por ahí tengo apuntada, así que el año pasado intenté buscarla por mi cuenta pero fue un fracaso. Tampoco recordaba que fuera tan ferruginosa, sí la forma de la cazoleta tallada en la roca.
Después de este emotivo encuentro nos queda un buen tramo cuesta arriba rompiendo la nieve, entramos en calor, abrimos escotillas y enseguida llegamos de nuevo al pueblo. Salud para el año que viene.











jueves, 23 de diciembre de 2010

miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡¡OTRA VEZ PATATAS!!

Esta era la expresión que salía de nuestras bocas cuando te sentabas a la mesa y preguntabas: ¿qué hay para cenar? PATATAS. ¡¡Otra vez patatas!! pues si, otra vez patatas, y gracias a las patatas se han podido alimentar generaciones de familias hasta fechas muy recientes en que todos nadamos en la abundancia.
Dicen los historiadores que la patata se introdujo en España procedente del sur del continente americano a finales del S. XVI, pero aún debieron de pasar casi otros dos siglos hasta que su consumo se extendiera por el país; parece ser que tuvo que sustituir al consumo de castañas por Galicia, como consecuencia de la seca de estos árboles por algún parásito. En el catastro del Marqués de la Ensenada, año 1752, en Higón, a la pregunta ¿ Qué frutos produce la tierra? la respuesta dada era: centeno, hierba, lino y linaza. En Santa Gadea de Alfoz a esto se añadía legumbres y trigo. La patata en estas fechas todavía no se menciona. Quizás los nabos junto con los titos y las arbejas constituían la base de la alimentación en la zona referida.
En el resto de países europeos, cada uno tiene su particular historia, Irlanda, Francia, Holanda... existe variada documentación sobre el tema.
Las patatas eran sembradas en pequeñas parcelas en las que el año anterior se había sembrado centeno o avena. La tierra era bien abonada con el estiércol de las vacas, este se enterraba con el arado braván para que cociera junto con el pequeño tronco y raíces que quedaban del centeno. Alrededor de San Isidro, siempre dependiendo de la meteorología, la tierra era de nuevo arada, la patata pequeña de siembra se deposita por el surco y se pisa un poco, después se pasa el rastro y se acaba de tapar.
Al poco de su nacimiento se vuelve a la tierra con las vacas y el cultivador cuya misión es hacer un surco entre fila y fila, limpiar las malas hierbas y arropar a los todavía pequeños tallos. Durante el verano visitaremos de nuevo la tierra para sallar cepa por cepa con la azada. Habrá que estar vigilantes con los escarabajos y será necesario sulfatar al menos una vez, aprovechado el rocío de la mañana a efecto de que el polvillo quede pegado de las hojas. Ya solo resta que las lluvias vengan a su debido tiempo y tendremos una buena cosecha de patatas.
La saca, a excepción de la temprana, será por El Rosario, primeros de octubre . Otra vez cepa por cepa con la azada, separando las pequeñas (para los cerdos), las medianas (para siembra) y las gordas (para consumo). Buen dolor de riñones (simplificando en anatomía) hasta que uno se iba acostumbrando. Las patatas eran almacenadas a granel en la bodega, lugar fresco y oscuro donde se conservaban todo el año. Las especies que recuerdo nombrar eran la Jaerla, la Quénebe (Kenebeck), la Baraca (Baracca), la Espuntia (Spunta), y la Desidé (Desiree). Después de realizado todo el trabajo viene la recompensa, y la recompensa presenta variadas formas: Patatas viudas, arregladas con ajo, aceite y pimentón. Patatas arregladas con sebo de oveja. Patatas blancas, solamente cocidas con agua y sal añadiendo un chorrito de aceite en crudo. Patatas con bacalao. Patatas con puerros y zanahoria. Patatas con costilla o carne. Patatas con pescado. Patatas con caza (jabalí, liebre o conejo). Patatas arregladas con grasa de cerdo y morcilla. Patatas con chorizo y hojita de laurel. Patatas con berza. Patatas con judías. Patatas con legumbres. Puré de patatas con panecillos tostados. Patatas asadas en la brasa u horno con piel. Patata panadera con pescado o lechazo. Patatas fritas. Ensaladilla rusa. Tortilla de patatas....
Por lo tanto ahora me doy cuenta de que no teníamos motivos para protestar por comer siempre patatas, pues nunca eran las mismas patatas.

Seguiremos incluyendo en nuestra dieta este rico producto de la TIERRA, y digo tierra porque los alaveses dicen que las van a sembrar en el aire y nebulizarlas con agua. Con lo escogidas que eran las abuelas para elegir las patatas de comer dependiendo de en qué terreno se sembraran. Y seguiremos defendiendo su valor culinario de los peligros que las acechan. En una época se pensó que eran afrodisíacas y el culto al alma impedía su consumo; ahora el culto al cuerpo hace lo mismo porque dicen que engordan. Ni caso.

Decía Grande Covián: "comer poco de todo y mucho de nada".¡ Ah! y nada de cortar las patatas hay que chascarlas. Buen provecho.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LAS TETAS (de Liérganes)

Desde 1723 que no se le da cuerda, pero el tiempo no lo para nadie y dicen que pone a cada cual en su sitio. Son las nueve por el solar, un poco más tarde por el nuestro, para ser domingo bastante madrugón y más si llevas a un adodelescente.
La mañana está fresca en el valle, la helada se pega a los prados que bordean los ríos, en cuanto vamos cogiendo altura la temperatura sube, esto lo explicaría de cine la chica del tiempo de TVE que tan didácticamente nos informa cada día.




La empresa que hoy nos proponemos no es baladí, queremos llegar a tocar las tetas de Liérganes y eso nunca fue fácil.



Salimos del pueblo de La Cavada, capital del municipio de Riotuerto y recorremos algunos de los pueblos de dicho municipio, entre ellos llegamos a Rucandio donde destaca su iglesia con torre de planta octogonal.
Vemos varias explotaciones ganaderas y algún vehículo de carga último modelo, esto es, el percherón y el carro, como el seiscientos, enseguida tendrán un valor hitórico.

Durante dos siglos estuvieron fabricando cañones en La Cavada, disponían del mineral en las cercanas minas, del río para mover los fuelles y del carbón vegetal de los montes cercanos. También de una no lejana salida al mar. Estos eran imprescindibles para el mantenimiento del imperio, pero nos quedamos sin imperio y sin montes.

Ya decíamos arriba que la empresa no era fácil, quizás Javier esté exagerando pero la verdad es que la subida ha sido durilla.


Tenemos buenas vistas a Liérganes, a Peña Cabarga, y a Santander y su bahía, si bien la costa estaba un poco borrosa por bruma.

Llegamos a Liérganes con ambiente animado de domingo por la mañana, hora de los vinos o de darse una vuelta por el mercadillo instalado a la orilla del Miera. Desde aquí solo nos restan cuatro kilómetros llanos; por la puerta de Carlos III Rey, hacemos de nuevo entrada en La Cavada.







domingo, 28 de noviembre de 2010

COCIDO DE GARBANZOS



Estamos a punto de dar al traste con este mes de novienbre en el que caen los días, cae la hoja y sobre todo cae el ánimo. Hoy lo que ha caído es nieve; no se me ocurre mejor remedio para el alivio de estos síntomas que meterse entre pecho y espalda un tradicional cocido de garbanzos acompañado de buena lumbre en la cocina y un poco de conversación.

Ponemos los garbanzos a remojo la noche anterior en agua templada con un poco de sal. Por la mañana después de encender la lumbre con buena leña de roble o haya y cuando el agua de la olla hierva, metemos los garbanzos con su pimiento verde, pimiento rojo, hojita de laurel , zanahoria y el compango de que dispongamos, en este caso: trozo de carne vacuno llamado coja, su tocino blanco ibérico, su trozo de chorizo y su hueso. Ponemos a punto de sal, tapamos la olla y le damos tiempo y tiempo, que el garbanzo no se pasa.
A continuación cocemos el repollo en agua hirviendo con sal y unas gotas de vinagre, para que no huela muy fuerte la cocina, después de cocido, se arregla con un poco de aceite, ajo y pimentón; se reserva.
Ahora le viene el turno al relleno, se pone en un cuenco pan de antesdeayer que hemos rayado (me corrigen), rallado con el cuchillo, media docena de dientes de ajo y mucho perejil que hemos majado en el mortero, unos trocitos de chorizo y a continuación rompemos encima de ello cinco o seis huevos. Toda esa masa se pasa por la sartén y se hace poquito a poco como si fuera una tortilla.
Cocidos ya los garbanzos, retiramos el caldo sobrante para hacer una reponedora sopa de cocido con unos pocos de fideos. Depositamos sobre los garbanzos el relleno con el fin de que el calor que tiene la olla esponje y ablande dicho relleno. Retiramos todo a la parte de la chapa que menos calor tenga y lo dejamos reposar hasta la hora de la comida.

Y este es nuestro cocido, acepta más cosas pero hoy es lo que había, ahí reside el mérito de nuestras madres, cuando hacían milagros con aquello de que disponían, por ejemplo el relleno es un recurso para poder alimentar a toda la familia, ¿cómo sinó repartir carne, chorizo, tocino, morcilla para familias de seis u ocho personas? de pan y huevos siempre había reserva, no así del resto.
Vamos a ello, no dejemos enfriar la sopa, después los garbanzos con un poco de repollo que les da buen sabor y nos facilitará su digestión y aun tenemos que dejar un hueco para untar el tocino con pan y probar el relleno y la carne. Hoy no había morcilla. De postre un par de manzanas del huerto y el que pueda que lo maride con un vino tinto. Café y chupito casero de andrinas que hoy es domingo.


No faltará el paseo después de la comida, ya que hoy no está el día para faena y las calorías habrá que compensarlas.





martes, 23 de noviembre de 2010

CAMPOO DE SUSO Y GULATRAPA.

Vamos camino del invierno, así se intuye mirando el termómetro en Espinilla donde damos comienzo hoy una interesante y divertida ruta, un grado sobre cero. Charlamos un rato con el cantinero mientras tomamos un café, nos muestra su interés porque el invierno sea bueno, bueno para él es que empiece a nevar a últimos de noviembre, siga nevando a ratos en diciembre y venga enero, que es caballero, con heladas y sol, para que la nieve se mantenga, la estación de esquí permanezca abierta y el cereal enraice, añado yo. De Espinilla a Naveda ya cruzamos el Híjar, por camino llano y jalonado de robles y avellanos pasamos Celada de los Calderones y hacemos la primera y temprana parada en la ermina de la Virgen del Abra o de las Nieves. Ermita y patrona a la que parece ser tienen o tuvieron gran devoción los campurrianos. Adosada a la ermita está la casa del ermitaño, profesión ya desaparecida, pues a ver quien es el guapo que vive hoy de la caridad.


El edificio pertenece al pueblo de Mazandradedo, no es la única casa de estas características, la piedra de sillería aparece por muchas de las viviendas de Campoo, grandes, recias, casonas son llamadas.

En Mazandredo comienza nuestro periplo por un camino que nos llevará hasta el arroyo y monte de Gulatrapa, sitio especial por lo aislado y solitario, bosque de roble, haya y por encima los abedules, amén de acebos, tejos, escobas y todo lo que un bosque autóctono nos ofrece en cuanto a biodiversidad. Aquí la temperatura mejora, cero grados, o lo que es lo mismo, ni frío ni calor. El helado charco es cruzado sin dificultad por la intrépida BH.

A partir de los 1400 m. de altitud aparece la nieve en el camino, la primera que pisamos esta temporada, la verdad que es una gozada. Tenemos el sol en lo alto, creo que es de los pocos sitios de Cantabria en que hoy puede verse, por eso nosotros con la ayuda de Maldonado hemos elegido Campoo para pasar la jornada.

http://www.eltiempo.es/ Lo borda.


A las vacas se las empieza a poner el pelo largo, también las carnes menguan, todo un espectáculo el que se nos ofrece. Enseguida abandonaremos el camino y nos tiraremos monte abajo y bici en mano para con un poco de suerte llegar al río y a un supuesto camino. ¿Tendremos puente para cruzarlo? Más nos vale, no está la cosa para darse un remojón. En el bosque bien nos pudimos encontrar al oso, la zona creo que es osera y sino bien lo pudiera ser. No fue así, solo un ciervo cruzó por delante raudo y veloz.

Pues en efecto había puente, un poco precario pero puente al fin y al cabo. Nos las vimos y deseamos para cruzarlo con las bicis de la mano, alguna palabra malsonante, mucha pericia de Sito y adelante. Aquí enlazamos con el sendero P.R 83 camino de Puente Dé, enseguida se convierte en pista y nos sacará a la carretera de Brañavieja.

Terminamos las vituallas junto a la iglesia, y bello ejemplar de tejo que la acompaña, del pueblo de La Lomba. Desde aquí en rápido y frío descenso por el carril bici llegamos de nuevo a Espinilla. Volveremos por Campoo, quizás con raquetas.

viernes, 12 de noviembre de 2010

FALDA DE PEÑA SAGRA Y RIO VENDUL

Aprovechando este maravilloso día del veranillo de San Martín volvemos a tierras conocidas pero no del todo disfrutadas en una ocasión en que la niebla no nos permitió visualizar este espectacular entorno. Hemos salido de Puente Nansa, calentando piernas hasta Cosío para desde aquí tomar el desvío hacia San Sebastián de Garabandal, nuestra intención es recorrer el camino que discurre por la falda norte de la Sierra de Peña Sagra y disfrutar de las vistas a sus nevados picos, entre los que destaca El Cuernón con sus 2048 metros de altitud y esa peculiar forma de espolón. Ya en otra ocasión hicimos la travesía andando, desde el pueblo de Pejanda hasta su cumbre, esfuerzo que se ve compensado con unas impresionantes vistas (cuando la niebla lo permite).
Sube que te sube llegamos al Collado de Abellán, con más de novecientos metros de desnivel sobre la salida, nuestras piernas acusan el cansancio, entonces se abre el debate sobre si será ya hora de tomar una de las decisiones más duras de la historia de este peculiar grupo Rueda la Bota, decisión que no es otra que la de bajar kilómetros y subir comida y descansos. Creo que se aprueba la moción; uno tiene la espalda hecha un coloño, otro se queja de la rodilla y un tercero dice que la pastilla de la tensión le deja sin potasio o sin potencia, no está claro. Desde el Collado de Abellán parten caminos hacia La Lastra, hacia Pejanda por el llamado camino del Potro (también conocido por este grupo) y otro hacia San Sebastián distinto al de la subida y conocido como Camino de Castilla, de nuevo ante nosotros esos caminos con mucha historia que tanto nos gustan.

Desde Abellán tenemos unas privilegiadas vistas al pueblo de Tudanca y sobre todo al Prao Concejo de Tudanca, propiedad comunal que llegado el tiempo de la recolección de la hierba se reparte en suertes entre los vecinos del pueblo.

Desde el llamado camino de Castilla llegamos a divisar el mar, enseguida la bajada será vertiginosa hasta llegar a cruzar el río Vendul, momento que recogemos en la instantánea superior. Pero aun tenemos que superar una buena cuesta, llamada chincheta en nuestro argot, para ponernos ya a unos pasos de San Sebastián de Garabandal.


La tarde se presenta muy tranquila en la población, no se ven grandes masas de peregrinos, tan solo unos ancianos sentados en la piedra calentada por el sol de la tarde y dispuesta al lado de la entrada de la casa.


Saliendo de San Sebastián nos encontramos con este homenaje a la madre del emigrante, Sito que es un sensiblón se quiso retratar a su lado, claro que su madre salió de un pueblo no lejos de este para buscarse la vida cerca de la costa donde quizás, como ellos dicen, se pasan menos penalidades.

lunes, 1 de noviembre de 2010

CAMINO REAL Y CALZADA ROMANA

Ruta histórica donde las haya la que nos proponemos en este lluvioso día primero de noviembre. Tanta historia como los dos mil años de la Calzada Romana o los doscientos cincuenta del Camino Real. Salimos de Bárcena de Pié de Concha, en busca del conservado tramo del Camino Real de Reinosa a Santander, proyectado para facilitar el tránsito de cereales y lanas castellanas al puerto de Santander.
La reseña histórica está muy bien pero uno lo que va buscando en estas rutas son sensaciones, la de hoy es difícil de explicar, por un lado el otoño está en todo su esplendor, por otro hace un día de perros, llueve copiosamente y nos mojamos por fuera con la lluvia y por dentro con el sudor. Aún así el balance es positivo, aparece el camino flanqueado en su mayoría por avellanos, tiene unas buenas vistas hacia el río y hacia la carretera nacional, que enseguida van quedando muy abajo.

Pasada la Fuente del Rey, enseguida salimos a la carretera, un poco más adelante llegamos al cruce de Pesquera, pueblo en el que se inicia la subida a Somaconcha donde empieza la Calzada Romana. La subida ha sido durilla, cara al cierzo como las cigüeñas y buscando el lugar estatégico por donde los belicosos romanos hacía pasar sus calzadas.
La primera parte de la calzada parece un torrente, llueve en abundancia y las viejas cunetas y alcantarillas romanas ya no son capaces de evacuar todo el agua. La calzada está preciosa , cubierta por una espesa alfombra de hojas de castaño, por castañas y por los erizos que las recubren. Si se hace la ruta andando es aconsejable llevar bastones, las viejas losas resbalan como el hielo y seguro que nos daremos una buena culada. En bici, muchos tramos echamos pie a tierra por si las moscas.

Y de Somaconcha a Mediaconcha, ¿la llegada dónde será? pues me parece que en Piedeconcha. Mediaconcha aparece abandonado casi por completo, vease la iglesia como ha sido engullida por la hiedra, la calzada cruza lo que fue el poblado.


Desde Mediaconcha la bajada mejora un poco y podemos hacerlo en la bici, con el permiso del grupo de caballos que nos cortaban el paso. Hemos de cruzar la vía del ferrocarril por un puente, a partir de aquí mucho barro en la calzada por lo que cogemos un camino alternativo que nos interna en el bosque de Montabliz y que en un momento nos bajará hasta Piedeconcha.

Todo el circuito suponen unos dieciséis kilómetros, una bonita jornada para hacerlo andando, en bici sin madrugar todavía llegas a casa a comer, pero nada de a mesa puesta.
Dos mil años después, desde la calzada tenemos vistas a esta impresionante obra, el viaducto de Montabliz que vertebra, una vez más, Cantabia y la Meseta.









sábado, 23 de octubre de 2010

VALDERREDIBLE MATORRIZO

Comenzamos esta otoñal excursión en Bárcena de Ebro, primer pueblo de Valderredible en ser surcado por el Ebro, río que da nombre al Valle y apellido a varios de sus pueblos.
Teníamos hecha reserva para un fabuloso día de sol y no nos defraudó, pese a que salimos con una espesa niebla, esa que llamamos "de sur" y que siempre levanta.
Subimos a Otero por un camino carretero bien trazado, además incorpora calefacción o es que la pendiente nos hace aligerar de ropa, en cualquier caso es entero ciclable y nos interna todo él en bosque, prácticamente toda la ruta será entre densa vegetación de robles o pinos, alternado con pastos; una gran reserva de todas las especies, excepto la humana. Entre la niebla y el bosque llegamos al semiabandonado Quintanasolmo, no falta alumbrado público ni alguna parabólica. Aprovechamos para echar las once reponer fuerzas y un café para evitar quedarnos fríos. Por una estrecha carretera continuamos hasta la siguiente población, Arantiones, bonito pueblo también entre bosque y con parque infantil. Paradojas del progreso, aunque supongo que en verano algún niño disfrutará de la libertad y tranquilidad del pueblo, pero lo que es hoy ni niños ni adultos nos topamos.


Por un camino a la derecha de la iglesia llegamos al arroyo de los Troncos, que en esta ocasión no lleva agua así que tampoco troncos. Nos cuesta un poco encontrar el viejo camino convertido ahora en senda que nos subirá hasta Salcedo. El esfuerzo siempre tiene recompensa. Salcedo es un diseminado pueblo orientado al mediodía y protegido del norte por una loma. Descansamos en la campa frente a la iglesia disfrutando de buenas vistas sobre el Valle y la Lora. Una agradable sorpresa es oir el reloj de la espadaña dar la una.
La ruta continúa por la ermita de San Vitores dirección a Población de Arriba y La Serna, donde tampoco pudimos dar los buenos días a persona alguna.
Ahora el espéctaculo viene dado por la fenomenal vista sobre la casi totalidad de extensión del Monte Hijedo, incluída La Cabaña y más al norte el pantano del Ebro. Aún le falta un poco al otoño para ofrecernos toda la gama de colores, pero la vamos intuyendo.
LLegamos a Bustillo del Monte, último pueblo de la ruta antes de alcanzar de nuevo Bárcena. De los ocho pueblos por los que hemos pasado Bustillo es el único en el que podemos conversar con alguien.

Con esta ruta quedan prácticamente recorridos los 52 pueblos de Valderredible, una pena que el fenómeno de la despoblación no se vea atajado, sobre todo en esta zona alta. Nosotros no dejaremos de visitarlo con frecuencia.
Esta vez la cervecita tocó en la cantina de Arroyal de Carabeos.