domingo, 31 de julio de 2011

POR LOS PICOS DE EUROPA

Un clásico paseo por los impresionantes Picos de Europa es lo que nos proponemos hacer hoy en familia. Aprovechamos el teleférico de Fuente Dé, para ponernos en camino hacia Los Horcados Rojos, donde llegaremos en dos o tres horas, siempre lo del tiempo es muy relativo, y por supuesto aquí no tenemos prisa. Pequeñas lagunas de origen glaciar aparecen a nuestra izquierda, en medio de este caótico pedregal. Alguno se puede preguntar qué tiene de atractivo caminar por esta luna en la tierra, pues lo tiene y mucho.




Parece que tenemos el piramidal pico del Tesorero a tiro de piedra, pero las distancias raramente son lo que parecen y por Los Picos mucho menos; aquí cada cima, cada collado o cada canal habrá que ganársela a base de esfuerzo, piernas y pulsaciones.




El día no podía haber estado mejor, cielo limpio, mar de nubes en el fondo y temperatura agradable. En Picos tanto el frío como el calor pueden jugar mucho en tú contra. Vemos en la foto parte del camino ya recorrido y por el que tendremos que volver a bajar.




Si antes de la etapa Zapatero se decía que "en todos los trabajos se fuma" en la montaña se dice que cuando el cuerpo te lo pida hay que hacer un descanso. Aunque solo sea para echar la vista atrás y admirar el Curavacas en la distancia.




Poco a poco el gusanillo de la montaña y el senderismo se irá colando entre las aficiones preferidas de los niños.





Por fin nuestro modesto objetivo ha sido logrado, con la inmensa suerte de gozar de la espectacular vista del mítico Naranjo de Bulnes.



Y si por sí solo no mereciera tal admiración, se puede acompañar del retrato de Maite, que seguro que mejora la composición, y de paso certifica que también ella logró el objetivo.


Después de despachar los bocadillos y disfrutar de las vistas durante un buen rato, toca desandar lo andado, que parecía una broma pero nada de eso, en Los Picos no hay nada fácil.


sábado, 16 de julio de 2011

BERENJENAS RELLENAS.

Llega el momento de empezar a recoger los frutos del huerto que sembramos allá por Semana Santa, las judías, las frescas lechugas, los sabrosos tomates, cebollas para la ensalada, calabacines, zanahorias, ajos, puerros, patatas tempranas. etc. etc. También las berenjenas. Hoy las vamos a poner rellenas de carne de ternera. Para ello, vamos pochando en la sartén la cebolla y el pimiento rojo y verde. Vaciamos con la punta de la cuchara las dos mitades de la berenjena, y rociamos el interior con un poco de limón para que no se oxide. Añadimos la carne a la sartén con su sal, su pimienta, y un poco de orégano que tampoco va mal. Damos unas vueltas con la cuchara de madera a la carne y añadimos ahora la pulpa de la berenjena, troceada. Lo dejamos hacer unos minutos y echamos un poco de tomate frito.


Mientras, ya habremos puesto a calentar en otra sartén la mantequilla para hacer la bechamel. Ahora sólo queda rellenar las berenjenas con la carne, taparlo bien tapado con la bechamel, cubrirlo con queso rallado al gusto y meterlo unos minutos al horno, los tres últimos gratinando.



Otra modalidad es, en vez de vaciar la berenjenas en crudo, hacerlas primero solas, al horno, y sacar la pulpa seguidamente. Eso al gusto del cocinero. También la berenjena acompaña muy bien a la parrillada de verduras, cortada en rodajas, con su piel, y a la plancha con sal gorda.
Buen provecho y buena cosecha.



viernes, 15 de julio de 2011

CABO DE AJO Y SANTA MARIA DE BAREYO

Seguimos recorriendo la costa cántabra en direccion este, esta vez desde Galizano hasta el Faro de Ajo y su Ría.
Hemos pasado por el Cabo Quintres y bajado por la iglesia de San Pedruco hasta la playa de Cuberris.

Desde la playa tenemos buenas vistas al Cabo y también a lo lejos vemos el Cabo Mayor y su faro.



Aquí tenemos el faro sin farero, qué pena de recién casados que se hagan cargo de la antigua profesión.


La portilla del recinto del faro se encuentra cerrada a cal y canto, nos conformamos con ver el esbelto faro desde la lejanía.


Dos elementos del paisaje de la zona, la ría y la pradería, y dentro de la pradería, la hierba recogida en las bolas enfundadas que servirá de alimento para las vacas lecheras de alguna granja cercana.



En toda excursión no puede faltar una iglesia como mínimo, por nada en especial, pero este país es tan abundante en este tipo de edificaciones que siempre tenemos la suerte de encontrar alguna de alto valor artístico. Santa María de Bareyo representa uno de los ejemplos más importantes de arte románico en Cantabria.



Sin duda nos han quedado cosas sin ver pero nos estaba esperando una sidrina para escanciar, alguien comenta:¡ tien buen palu esta sidra.! Y otro: comu que ye de Nava oh!
Pues eso, que esperemos que los paisajes permanezcan por mucho tiempo inalterados y podamos volver a visitarlos, pero como los momentos resultan irrepetibles ,optamos por disfrutar de este final con la sidrina y el quesu.


jueves, 7 de julio de 2011

ACANTILADOS Y PLAYAS

Lo que menos falta le hace a la costa cántabra es la promoción, es de sobra conocida. Pero en este caso caminamos, o más bien pedaleamos, por lugares en los que los coches tienen un difícil acceso y por ello quizás sean menos frecuentados.Salimos del bonito pueblo de Suesa junto a su iglesia y chopo de gran tamaño, dejamos el coche estratégicamente aparcado al lado del bar para mitigar la sed a la vuelta con una fresca cervecita, y tomamos dirección hacia Loredo.
Llegamos a la playa de los tranquilos, en las mejores condiciones en las que se puede visitar esta zona, que son la marea baja y la tarde muy nublada, con lo cual vemos las playas en toda su extensión y vacías de la ingente muchedumbre veraniega. Desde esta zona hasta el extremo del Puntal tenemos no menos de cinco km de un precioso arenal semisalvaje.

Y justo enfrente de los tranquilos tenemos la isla de Santa Marina, habitada por gran cantidad de aves y difícil de ver desde Santander debido a lo cerca que está de tierra.

Es una maravilla visual recorrer estos acantilados por el estrecho sendero que los bordea, haciendo de vez en cuando una parada para disfrutar de las vistas hacia Santander, hacia el interior o hacia abajo si el vértigo no nos traiciona.

Entre prados y maizales llegamos encima de la bonita playa de Langre, precioso arenal en marea baja, de limpias y bravas aguas. Lugar de disfrute de surfistas, bañistas y nudistas.

Nos quedaríamos un buen rato disfrutando del acantilado pero aún nos queda un buen trecho para terminar el circuito propuesto.

Desde la playa de Langre seguimos entre prados y alguna granja ganadera para llegar a la también bonita playa de Galizano, una vez más la marea baja nos permite disfrutar de esta bonita vista del arenal.

Desde Galizano y entre pequeños bosques de eucaliptos vamos ascendiendo y bajando en una ruta nerviosa como diría Indurain, disfrutando de la humedad y el olor a hierba y vegetación que la nublada tarde nos regala. Llegamos a Güemes y Omoño, carretera de Pontones y hasta Suesa a tomar la caña.